
Este humilde espectador considera que si usted o sus hijos
quieren ver una película infantil, divertida y fiel al ballet de Tchaikovski,
no tendrían que elegir esta burda farsa, y deberían decantarse por “El Príncipe
Cascanueces” de Paul Schibli (1990).
Pero PELIGRO. Al releer estas líneas me doy cuenta de que me
acerco más a una crítica convencional que a la opinión sincera que os prometía
en este blog. Como me confesó el director en una entrevista, su objetivo era
nada más y nada menos el de hacer una película familiar y navideña. La verdad
es que, dejando aparte todos los aspectos antes criticados, sí, ha cumplido su objetivo. Quizás no sea una
película digna de un oscar, pero puede que para algunos si tenga la capacidad
de entretener y hacer soñar, y al fin y al cabo, para esto está el cine ¿no?
Lo mejor: La armoniosa melodía
del ballet de Tchaikovski y los efectos visuales.
Lo peor: La actuación de los
protagonistas y lo tergiversación de la idea original.
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